Salvador Correa de Sá e Benevides, el joven

Nacimiento: 1602, Cádiz

Fallecimiento: 1686, Lisboa

Gobernador de Río de Janeiro y de la Partición Sur.

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Salvador Correa de Sá e Benevides fue una figura clave en los primeros años de la colonización de Río de Janeiro. Miembro de la poderosa familia Correa de Sá, se convirtió en símbolo del dominio de su clan en el centro sur de la América portuguesa. Ocupó cargos importantes durante el periodo de unificación de las Coronas española y portuguesa y tras la Restauración, cuando el rey João IV asumió el trono portugués. Se enriqueció con el comercio, la trata de esclavos y la producción de azúcar. Estuvo involucrado en guerras, conflictos y disputas por la influencia dentro y fuera de la capitanía (Sá; Benevides, 2017: 2). Nació en Cádiz en 1602. Hijo de madre española, María de Mendoza y Benavides, y del primer gobernador nacido en Río de Janeiro, Martim de Sá, era miembro de una familia que gozaba de mucha credibilidad, tanto en la colonia americana como ante las autoridades de Portugal y España, ya que “habían establecido estrechos vínculos en Castilla, donde habían echado raíces y no ocultaban su dedicación” (Coaracy, 1965: 89-90). Educado por los jesuitas, orden religiosa con la que él y su familia mantuvieron una estrecha relación, solicitó al rey Felipe III de España el título de Caballero de la Orden Militar de Santiago, alegando devoción al monarca y poseer cualidades para servirle bien, habiendo sido honrado y eximido del requisito legal establecido en el estatuto de dicha orden de tener al menos veintiún años[1]. En 1625, comandó una expedición de socorro a Bahía, que había sido invadida por los holandeses, llevando hombres y municiones para sitiar al enemigo. En medio del viaje, avistó un convoy holandés que pretendía tomar Espírito Santo y libró allí una batalla, de la que salió victorioso. Desde 1627 ostentaba el título de Almirante de la costa meridional del Río de la Plata, lo que implicaba, a pesar de ser un cargo honorífico, un vínculo oficial con el territorio colonial español, donde tenía parientes ocupando importantes cargos en Buenos Aires (Boxer, 1973:106). El 5 de febrero de 1628, su padre dispuso que fuera nombrado alcalde vitalicio de Río de Janeiro (Sá; Benevides, 2017: 6). Su conexión con Luís Cespedes Xeria, marido de su prima, doña Vitória de Sá, y gobernador designado para Paraguay, hizo que fuera nombrado para comandar una expedición cuyo objetivo era sofocar una revuelta de los nativos de las regiones de Paiaguá y Guaicuru contra la soberanía de la Corona española. En un documento dirigido al monarca, Xeria sugirió el nombre de Salvador para el cargo, alegando que, a pesar de su corta edad, había demostrado liderazgo y discernimiento en asuntos de interés para la Corona, defendiendo las costas de Brasil de los holandeses y otros enemigos de la religión católica, sometiendo a muchos indígenas al dominio portugués, al igual que su padre (RHIGB, 1918: 38-39). Por ello, pidió ser nombrado maestre de campo general, con plena autoridad para ascender o degradar a sus oficiales soldados y también para someter a sus órdenes a los colonos que debían obedecerle (Boxer, 1973: 105). Salvador Correa de Sá e Benevides se casó en 1631 con una criolla viuda, Doña Catalina de Ugarte y Velasco, descendiente de la élite conquistadora española y heredera de uno de los hombres más ricos de São Miguel do Tucumã, que le dejó una gran hacienda en la región que abastecía a Potosí (Boxer, 1973:110). Tras la muerte de Martim de Sá en 1632, Río de Janeiro tuvo dos gobernadores provisionales hasta que una junta presidida por el conde duque de Olivares decidió nombrarle capitán en 1635 (RIHGB, 1918: 50). Hasta el 21 de febrero de 1636, el rey Felipe IV no firmó el decreto de nombramiento de Benevides. Tomó posesión el 19 de septiembre de 1637[2] y se convirtió en comandante de las capitanías del sur. Para entonces, ya era un gran terrateniente en la ciudad de Río de Janeiro y sus alrededores, así como de vastos territorios heredados de su padre en Tijuca y Jacarepaguá. Además de estos bienes, poseía una propiedad de su esposa en Tucumã, en la región de Platine, donde se declaró residente y encomendero. Hizo muchos negocios con portugueses, fluminenses y platenses. Desde Río de Janeiro, Luanda y Lisboa, estableció diversas transacciones que garantizaban su participación en una red mercantil cuya actividad era de gran interés para el reino (Alencastro, 2000: 200-201). Gracias a una concesión perpetua del Ayuntamiento, se aseguró para sí y su familia el monopolio del pesaje y almacenamiento del azúcar y otros productos exportados a través del puerto de Río de Janeiro. Salvador Correa de Sá e Benevides fue un notable militar y un hábil político. Perteneció a un grupo de colonos que, bajo el dominio de los Habsburgo, establecieron estrechos vínculos con Castilla, mostrando una dedicación efectiva al gobierno español. Sin embargo, incluso después de la Restauración de Portugal (1640), dirigida por la dinastía de Braganza, “consiguió mantener su prestigio ante la Corte de Lisboa, el mismo prestigio del que había gozado ante la Corte de Madrid” (Coaracy, 1965:89-90). “Conocedor de la fuerza y el poder de los jesuitas, siempre supo mantenerlos a su favor, en un intercambio de apoyos recíprocos” (Coaracy, 1965:89-90). Aunque sufrió una fuerte oposición por parte de otros habitantes de la capitanía, que rivalizaron con él durante su gobierno, lideró un grupo que dominaba los puestos más importantes de la administración. Fue más allá del “hombre colonial”, que circulaba por las diversas regiones del Imperio y hacía posibles inversiones para su promoción social y económica en una plaza determinada, aunque fuera distinta de la de su nacimiento. No encajaba como “hombre de ultramar”, que hacía carrera en ultramar, buscando riquezas y recompensas para disfrutarlas en la corte (Alencastro, 2000: 103-104). Benevides puede ser considerado un “hombre transimperial” en la medida en que viajó por tres continentes, no sólo por zonas del imperio portugués, sino también del español, gozando de gran prestigio, alcanzando destacados cargos militares y políticos, y participando también en las redes mercantiles que interconectaban estas zonas, donde trabajó en el tráfico de esclavos, en la administración de plantaciones y como peruleiro. Recibió el grado de comandante de las flotas brasileñas (1643) y fue nombrado miembro del Consejo de Ultramar (1644). Dirigió la retoma de Angola (1648), entonces ocupada por los holandeses, con la vista puesta en el tráfico ilegal de esclavos hacia el Río de la Plata y en la necesidad de mano de obra de la capitanía de Río de Janeiro. Sus intereses estaban a menudo ligados a los de la Corona, que reconocía la importancia que él y su familia tenían para el gobierno de las capitanías del sur del Estado de Brasil.

[1] ANTT – Chancelaria da Ordem de Santiago, livro 10, folha 30. PT/TT/COM-F-B-1-10. – Concessão do título de Cavaleiro da Ordem de Santiago a Salvador Correa de Sá e Benevides.

[2] Arquivo Nacional da Torre do Tombo. Chancelaria de D. Filipe III – Livro 40, fl. 108 – PT/TT/CMR/P/1/40 – Capitão e governador do Rio de Janeiro a Salvador Correa de Sá e Benevides.

BIBLIOGRAFÍA

• Alencastro, Luiz Felipe de (2000). O trato dos viventes: formação do Brasil no Atlântico Sul. São Paulo: Companhia das Letras.
• Boxer, C.R. (1973). Salvador de Sá e a luta pelo Brasil e Angola (1602-1686). São Paulo: Editora Nacional. 
• Coaracy, Vivaldo (1965). O Rio de Janeiro no século XVII. Rio de Janeiro: José Olympio.
• Revista do Instituto Histórico Geográfico Brasileiro (1918). Tomo 81. Rio de Janeiro: Imprensa Nacional.
• Sá, Helena de Cassia Trindade de; Benevides, Bruno Correa de Sá e. (2017). Privilégio familiar ou estratégia política: a permanência de Salvador Correa de Sá e Benevides no governo do Rio de Janeiro (ca. 1637- ca.1643). Estudios Historicos, 18.